Por Abel Mejía Cosenza | Junio 07, 2024
Absolute power
Absolute power

Power tends to corrupt and absolute power corrupts absolutely. Esta cruda frase del célebre Lord Acton (uno de los historiadores más importantes del siglo XIX) busca advertirnos sobre la complicada y tergiversante naturaleza del poder, donde la debilidad del humano lleva a que el poder generalmente lo corrompe, y donde el poder absoluto lo corrompe absolutamente.

Como se podrán imaginar, la referencia la traigo a colación en relación con los resultados de la reciente jornada electoral. Hayamos votado por quien hayamos votado, es innegable que la aplanadora de Morena —haiga sido como haiga sido— se llevó carro completo (o tal vez le falta una llantita que seguro podrá adquirir hablándole bonito o feo a los legisladores de alguno de los otros partidos) y la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, gozará de algo muy cercano al poder absoluto.

¿Es esto malo? Pues si le creemos a Lord Acton, sí, porque todo indicaría que tanto poder corrompería hasta al más santo de los humanos. Si es así, parecería que ya estamos fritos, pues, por más buena voluntad y objetivos que tuviera nuestra virtual presidenta electa, ella está destinada a ser corrompida por el poder absoluto que se le dio en las urnas. Pero que no cunda el pánico, hay perspectivas diferentes que podrían apuntar hacia un buen gobierno si la Presidenta está hecha de la madera correcta. Por ejemplo, Abraham Lincoln indicaba que, si se quería probar el carácter de una persona, había que darle poder. Bajo esta línea de pensamiento, el que la nueva Presidenta tenga tanto poder no es ni malo ni bueno per se, todo dependerá del carácter de Claudia Sheinbaum y lo que haga con estas facultades plenipotenciarias.

Como hace mucho tiempo no pasaba en México, la Presidenta tendrá un amplísimo poder para reconfigurar la faz de este país, de nuestra sociedad y de nuestra economía. Si tiene la buena voluntad y se reúne de los especialistas adecuados, el gran poder que tiene podrá ser utilizado para llevar a cabo cambios estructurales en el país que parecerían imposibles en otros escenarios donde hay contrapesos hostiles, como un Congreso en manos de la oposición o un Poder Judicial “demasiado” independiente.  Si no tiene esa buena voluntad y/o se reúne de un equipo ideologizado donde prime la lealtad vs. la capacidad, la capacidad de destrucción del país es, literalmente, ilimitada. No habrá frenos internos para mitigar los excesos de poder.

Irónicamente, los únicos frenos que pudiera haber son del exterior y serán (i) las reacciones de los mercados a políticas que erosionen el Estado de derecho y la democracia y (ii) la presión que ejerza EU sobre nosotros, particularmente para evitar medidas que generen mayores flujos migratorios e incertidumbre a las empresas e inversiones estadunidenses.

Si Claudia Sheinbaum usa el poder para bien, se reúne del equipo adecuado y establece políticas correctas, sin dejar de reconocer que su corte es de izquierda, podríamos tener una líder de estilo y con resultados tipo Lula da Silva durante su primer periodo presidencial, cuando Brasil creció arriba de 4% anualmente en promedio y se implementó el programa Bolsa Familia que, según datos del Banco Mundial, ayudó a sacar a más de 20 millones de personas de niveles de pobreza. Si Claudia Sheinbaum, aunque tenga la voluntad, se deja seducir por un equipo y políticas radicales, podríamos más bien estar viendo una Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, donde se vieron tasas de inflación de más de 20% y una recesión de -2.5% en 2014. Finalmente, y sería realmente el escenario que temer, es que Claudia Sheinbaum y su equipo nos lleven por la ruta de Venezuela, donde la combinación de (i) el binomio Hugo Chávez-Nicolás Maduro, (ii) la falta de cualquier contrapeso interno y (iii) el olvido de los mercados y del gobierno de EU, permitieron la destrucción total de la democracia y el Estado de derecho, llevando al país a una ruina de la cual no se ve cómo puedan salir.

En fin, aunque cueste reconocerlo, hoy por hoy, como mexicanos, quedamos a la buena voluntad de la virtual Presidenta electa y a las presiones que hagan sobre ella factores externos.

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