Por Abel Mejía Cosenza | Mayo 28, 2024
México… ¿nearshoring, friendshoring o país conector?
México… ¿nearshoring, friendshoring o país conector?

Para nadie es secreto que, a pesar de la ineficiencia y erosión de instituciones y del Estado de derecho generadas por esta administración federal, México ha logrado crecer y consolidar su plataforma de manufactura de exportación. Esto, como lo acabo de señalar, en poco o nada atribuible al actual gobierno y, al contrario, como consecuencia de (i) los esfuerzos de gobiernos pasados que robustecieron el andamiaje de infraestructura y legislativo para promover esta industria y (ii) a factores exógenos como la disrupción de cadenas de producción y logística derivadas del covid-19 y de la disrupción geopolítica entre China, Rusia y EU.

Ahora sí que… haiga sido como haiga sido, hoy nos encontramos en una situación donde México es el mayor exportador a EU, con casi 500 billones de dólares (sobrepasando a China y Canada), y donde el país, en 2023, logró aterrizar 36 billones de dólares de inversión extranjera.

Esta segregación de la inversión directa extranjera nos debe llevar a una reflexión sobre los diferentes términos que se han aplicado al fenómeno de relocalización de empresas en el país y, así, poder medir si realmente estamos, como país, aprovechando la coyuntura internacional.

Nearshoring es el concepto más utilizado. En general, el término hace referencia a la relocalización de las operaciones de manufactura y logística de las empresas multinacionales a jurisdicciones que se encuentren más cerca de su mercado final y que, derivado de dicha cercanía, puedan mitigar los riesgos relacionados con fenómenos que han sido disruptivos de las cadenas de suministro. Esto, per se, explicaría una parte de la inversión que se ha movido del sureste asiático hacia México, para tratar de minimizar en el futuro las disrupciones que se vieron por cierre de fábricas y saturación de transporte marítimo en las épocas de la pandemia.

El siguiente término, que cada vez es más relevante, es el de friendshoring. El friendshoring cambia el enfoque de la localización de la manufactura. Aquí se privilegia, más que la cercanía geográfica, la cercanía en valores y política. Es decir, resultado de la rivalidad con China y del conflicto armado Rusia-Ucrania, EU ha señalado que darán prioridad para la inversión americana a jurisdicciones que estén alineadas con ellos en materia de política económica, geopolítica, Estado de derecho, respeto y apoyo a la iniciativa privada, etcétera. Y aquí es en donde, de seguir el mismo rumbo que hemos tenido en los pasados seis años, México podría verse perjudicado. No es sorpresa que India, que se encuentra físicamente mucho más lejos que México y con infraestructura muchas veces de menor calidad, haya recibido mucha más inversión que México de parte de EU.

Finalmente, nos queda el término de Economic Connectors, recientemente inventado por Bloomberg y que comprende a los siguientes países: Vietnam, Indonesia, Polonia, México y Marruecos. Estos países, además de tener plataformas de exportación muy robustas, también tienen relaciones muy cercanas e integradas con los países proveedores de materias primas y bienes intermedios, particularmente con China. Estos países han sabido navegar la animadversión entre China y EU, pudiendo mantener su estatus como un país conector que recibe importaciones de uno, para exportar al otro, y que recibe inversión directa de ambos. En México, esta ventaja se ha concretado, pues, además de la evidente cercanía geográfica y la existente infraestructura para plataformas de exportación, se cuenta con el T-MEC. Así, las compañías chinas han encontrado un backdoor para seguir atacando el mercado americano sin verse tan afectadas por las tarifas punitivas de EU. Pareciera que esta última cualidad de ser un país conector es el que puede dar a México una ventaja significativa en los siguientes años, pero habrá que defenderlo a capa espada frente a propios y terceros. Frente a propios para que los siguientes gobiernos no manden señales a los inversionistas de que estamos dejando de ser un país pro-inversión, con un Estado de derecho razonable y con políticas amigables a EU, para que, cuando toque la revisión del T-MEC en 2026, conservemos nuestra posición privilegiada frente a EU.

En fin, no desaprovechemos nuestra oportunidad como país de nearshoring, friendshoring y conector. Pongámonos las pilas —y exijamos a nuestros gobernantes— para no dilapidar esta valiosa ocasión que puede ser irrepetible y no se nos da en automático.

Este contenido fue preparado por Abel Mejía Cosenza ([email protected])

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